y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
El poema ” a un olmo seco”, creado por Antonio Machado, en la primavera de 1912 en Soria, es un viaje a la esperanza, para la recuperación de su mujer Leonor, con quien pasea cada día en busca del aire puro soriano. Tres meses después la joven esposa hará su último viaje, y el poeta cambiará de destino para siempre.
SIGNIFICADO – El poeta escribe estos versos poco antes de la muerte de Leonor, su esposa, que fallece unos meses más tarde. En él se refleja la pena del poeta, pero también la esperanza. Es la historia de un olmo, un árbol que está ya en el final de su vida, casi completamente seco, pero al llegar la primavera aparecen algunas ramas con hojas verdes nuevas que demuestran que, a pesar de todo, aún sigue vivo. Machado se identifica con el olmo para esperar que también en él se produzca este milagro.
Leonor Izquierdo en 1909 con 15 años el día de su boda con Antonio Machado. Moriría el 1 de agosto de 1912 a la edad de 18 años.
Es Mayo de 1912, y han pasado ya varios meses desde la vuelta de Antonio y Leonor a Soria, desde París, de donde han traído la enfermedad de la hemoptisis como acompañante. Han luchado con todas sus fuerzas para curar el terrible mal, alquilando una casita en el paseo del Mirón para buscar el aire puro de Soria, como antídoto fundamental. Pero nada mejora la situación de la enferma, ni siquiera el mayor de los afectos que le dedica en cada minuto Antonio Machado.
Un día pensando en esto el poeta se para a observar, seguramente en el paseo de San Saturio, un olmo centenario que está afectado por la enfermedad de la grafiosis y que acabará indudablemente con su vida. Esto le sirve de inspiración al poeta para crear el bellísimo poema “A un olmo seco”, en el que encuentra un paralelo con la lamentable situación de su mujer, Leonor Izquierdo.
El poeta, que tras su muerte abandonó la capital soriana, le pediría a un amigo un año más tarde que visitase su tumba con estos versos inmortales:
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra.
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