dimarts, 19 de desembre del 2017

DOMINGO DE TEATRO: "El perro del hortelano" de Lope de Vega

Una vez más, los alumnos de Bachillerato vamos al teatro, esta vez a ver una comedia del Siglo de Oro del maestro Lope de Vega.  
En 1618, de eso hace ahora casi 400 años, Lope de Vega publicó una de sus comedias más deliciosas, El perro del hortelano. Una historia que habla, entre otras cosas, de amores prohibidos debido a las convenciones sociales y que constituye una de las grandes joyas del Siglo de Oro español; un título recurrente para los escenarios teatrales, pero también inmortalizado para el cine por Pilar Miró, en 1996.
 Se trata de una comedia palatina que se desarrolla en un palacio noble, en una geografía lejana, la corte de Nápoles, y tiene como protagonistas a personajes de clases sociales muy diferentes.  La condesa Diana se debate entre su amor a su criado, Teodoro, (amor que empieza con los celos) y la imposición de guardar su honor como dama noble que es.  ¿Puede existir el amor entre clases sociales diferentes en la época tan rígida  de que nos habla Lope?, ¿puede darse el amor entre desiguales? El gran obstáculo al amor de Diana es su posicion social y el honor que de esta deriva. Pero la tentación de ceder a gusto será cada vez más fuerte. Será el gracioso, Tristán, el que dará con la solución.  El caballero ascenderá socialmente de forma inesperada, con un engaño, un truco. En este hecho nos deja ver Lope una intención paródica. El dramaturgo se permite unas exploraciones  que nos hablan, todavía hoy, del deseo de plenitud sentimental de los individuos, más allá de trabas y normas sociales, y del condicionamiento que las relaciones de poder inevitablemente ejercen hasta en los sentimientos más íntimos.  Todos los efectos y contradicciones del sentimiento amoroso contados  con la belleza y el ingenio del verso de Lope.

"En gran peligro, amor, el alma embarco,
mas si tanto el honor tensa la cuerda,
por Dios, que temo que se rompa el arco".




















Crítica teatral  de Jose Carlos Sorribas:

Ni come ni deja comer. La  alusión lleva, qué decir, de forma irremediable a El perro del hortelano. La Sala Gran del TNC ha abierto sus puertas hasta el 7 de enero a la gran comedia de Lope de Vega sobre el deseo y la libertad. Llega servida de forma lustrosa por la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), bajo la batuta de su directora, Helena Pimenta.

Amor, honor y barreras sociales

Ambos son el motor de una comedia sobre el amor, el honor y las barreras sociales, con una joven noble encerrada en su palacio de cristal. Pero que se enamora de un subordinado al ver que este vive un romance con una de sus damas. Lo de Diana es un quiero y no puedo que deja a Teodoro en un sinvivir constante aunque a él también le motiva subirse al ascensor social que supone la conquista de la condesa de Belflor. A su alrededor, una amplia corte de personajes revolotea con intereses propios y encontrados. Diana es una joven destemplada que vive rodeada, sin embargo, de constante cortejo.
La dirección de Pimenta impone un ritmo frenético desde la primera escena. Tanto que adaptarse a escuchar el verso casi requiere esfuerzo al espectador. Pero es solo momentáneo. Porque el reparto, solvente siempre con el verso, funciona sin fisuras, aunque resulte lógico quedarse por ejemplo con el brío y el encanto de Marta Poveda (Diana) en su cortejo con Rafa Castejón (Teodoro). Él tiene una capacidad enorme para llegar, con aparente y desarmante facilidad, al público. Disfruta de la virtud de aquellos que actúan a excelente nivel sin que lo parezca. Cuenta, además, con el apoyo de Joaquin Notario (Tristán), excelente siempre, y aquí con el rol cómico y sagaz del criado. Y es que Lope es un revolucionario de su tiempo. En El perro del hortelano, el listo es el vasallo, el que engaña a bobalicones como el marqués Ricardo, el conde Federico y el conde Ludovico.