Los alumnos de literatura hemos ido este domingo 6 de diciembre al "Teatre LLiure" de Barcelona a ver una adaptación libre de Miguel del Arco sobre la obra de Sófocles, "Antígona".
Igual que el curso pasado, cuando fuimos a ver la adaptación de "El misántropo", el director Miguel del Arco ha vuelto a poner el punto de mira en temas universales que a pesar de los años y los siglos, todavía nos afectan.
"Antígona" se presenta como una reflexión sobre el poder, sobre el enfrentamiento entre el estado y el individuo, la ley y los sentimientos, los dioses y los humanos, los vivos y los muertos. Los dioses, desde la enorme bola traslúcida que cuelga en lo alto del escenario, miran a los mortales y rigen inexorablemente sus destinos. Es la tragedia griega trasladada a nuestro mundo, en el que la intransigencia y el totalitarismo del poder hace desgraciados a los seres humanos. Antígona es el mito de la libertad individual, de la rebeldía contra las leyes injustas. Antígona somos todos.
Crítica teatral por Daniel Ventura
La “Antígona” de Miguel del Arco, un prodigio inteligente, una función casi perfecta, yo la recordaré siempre por un momento concreto: Antígona, a la que Creonte ha condenado a la oscuridad por su desobediencia, vuela sobre nosotros, y no hablo sólo de los espectadores, encerrada en una cueva con forma de esfera translúcida. Vuela dañada y vuela rota, pero no vuela vencida, sino dignificada por el castigo en su determinación. Sinopsis de lo bello y lo horrible, momento memorable de nuestro teatro, el vuelo de Antígona subraya la miseria de Creonte, arrastrado por el poder a una sima de la que ni siquiera la sensibilidad extremada de un director como Del Arco puede sacarle. El trayecto por el aire de Antígona es prueba brillante del genio del director, episodio innegable de un trabajo interpretativo magnífico y el instante quizás más feroz de la feracidad de una función multiplicada en calidad e ideas precisas. Una memorable disección de la guerra, y no sólo la del campo de batalla.
Porque nada de este montaje, que no la subraya
ni la exagera, sino que la construye como una atmósfera inescapable, se
entiende sin la guerra. Parece que Miguel del Arco ha tomado
literalmente lo que dijo Steiner sobre que “Antígona”
pervive en nuestras fibras porque contiene todos los conflictos. Pero ha dado
el paso siguiente en el razonamiento y su función nos aterriza sobre todo en el
conflicto... sobre el conflicto. En esas coordenadas, la rebeldía funeraria de Antígona
es la enseña visible de un personaje eterno precisamente porque afronta
dicotomías capitales: la felicidad o el duelo, la honra a los muertos o el
apego a los vivos, la felicidad o la angustia, la obediencia a la Ley o la
lealtad a uno mismo, el yo o el Estado. Antígona no contempla las dicotomías;
las saja y toma siempre entre las manos la mitad más cercana a lo humano. La
otra cae a los pies de Creonte, otro personaje agónico, incapaz de
vencer esa ceguera a la que hemos llamado poder.
Antígona es Manuela Paso
y Creonte es Carmen Machi. Musa brillante del director, más que
convertirse en hombre, Machi se instala en la androginia para dar vida a
un rey con rasgos de madre, a un hombre desquiciado por la púrpura, a un ser
enmarañado en contradicciones que acaba llegando tarde a su propia salvación. Machi
le da al rey perfiles bruscos, le blinda con verdad de fanático en su
empecinamiento tirano y se rompe con él, desde la austeridad y hacia el
desgarro, cuando todo se rompe a su alrededor. Una interpretación fascinante.
También lo es la de Manuela Paso: me costó algo verla entrar en los
perfiles de Antígona, pero a medida que avanza la función crece su
potencia y llena de energía el dolor y la determinación rabiosa de una mujer
joven que ha visto y acompañado la ruina de su padre, que ha perdido a dos
hermanos, Eteocles y Polinices, asesinados entre sí, que está
sola contra un decreto injusto y tiene todavía no sólo las fuerzas sino la
voluntad para luchar. O para amar a los suyos, que a veces y tristemente, es lo
mismo.
La contienda es de las dos, pero hay a su
alrededor un equipo notable. Me resultó muy interesante la Ismene de Ángela
Cremonte, porque ése personaje hace uno de los trayectos grandes de la
función y la actriz vuelca verdad en su composición, algo así como una
adolescente viajada de la inconsciencia a la responsabilidad a lomos de una
pregunta lanzada por su hermana Antígona: “¿Qué paz encontraremos tú
y yo si obedecemos?”. Disfruté la veta de humor negro y el talante irónico
que José Luis Martínez le da al guardia y la exactitud de los demás, Santi
Marín y Silvia Álvarez como corifeos y Raúl Prieto, como el
pulcramente trágico Hemón. Me asombró mucho Cristóbal Suárez en
esa escena magnífica en la que Tiresias evoca con rabia el desastre que
le va a estallar a Creonte en el reino y en el pecho. Suárez crispa la voz y
descoyunta la gestualidad con impresionante precisión.
Precisión: ahí la clave de un vibrante
ejercicio intelectual que es, también, un montaje esplendoroso. Nos hemos
quedado con que Creonte es de repente mujer, pero lo que ha hecho Miguel
del Arco en esta versión libre del texto de Sófocles me parece que
va bastante más allá de un cambio de género en los roles. Ha suprimido
fragmentos y personajes y ha aligerado los parlamentos, en los que ha
introducido, o mejor, en los que ha hallado instantes de furor vehemente que
llevan la función a un campo de intensidad poco antes visto. Arropado por un
apartado técnico impecable, juega magistralmente con detalles que enriquecen la
experiencia: las proyecciones, los coros, la intimidad asesinada por las
cortinas que dominan la puesta, las miradas de asombro de los actores en coro,
el poder simbólico de una soga... La inteligencia siempre es capaz de la ironía
y por eso, a su honda reflexión sobre la guerra y el individuo ha añadido
detalles de sarcasmo, como el de explicar gráficamente que los hombres somos
juguetería en manos de dioses con máscaras de superhéroes cutres.
http://www.abc.es/cultura/teatros/20150417/abci-antigona-miguel-arco-teatro-201504151456.htmlhttp://www.teatroateatro.com/criticas/critica-de-antigona/12899/
http://www.abc.es/cultura/teatros/20150417/abci-antigona-miguel-arco-teatro-201504151456.htmlhttp://www.teatroateatro.com/criticas/critica-de-antigona/12899/
Me sorprendió mucho como actuaron de bien cada uno de los personajes. La obra aveces un poco dificil de entender pero muy buena. Estaria bien repetir,ir a ver diferentes obras relacionadas con la literatura.
ResponEliminaIr al teatro fue una gran experiencia que me pareció muy interesante. Los actores hicieron un gran trabajo, consiguiendo plasmar el carácter de la obra sin hacer de este clásico una parodia exagerada. ¡Muy buen trabajo!
ResponEliminaLa obra en sí tiene una convicción de ideas fuertes que se pueden adaptar perfectamente en nuestros tiempos. Una obra maestra que sin duda alguna te hace recapacitar sobre el poder que persigue el ser humano des de los inicios y las consecuencias donde podemos llegar.
Una actividad muy interesante. Sin duda alguna animo a mi profesora a que siga organizando la salida y siga llevando a sus alumnos al teatro.
-Laia Águila Pérez